Desde la localidad bonaerense de Baradero ya vamos preparando el arribo a Gualeguaychú en aproximadamente diez días.
Estamos muy bien de ánimo debido a tanto cariño que nos ha brindado la gente a lo largo de esta gran travesía.
en esta comunidad hemos sido muy bien recibidos por familiares, amigos y amantes del remo que se hicieron presentes en el club regatas, aguantando hasta entrada la noche ya que el viento retraso nuestro arribo, pero persistieron en vernos llegar lo que nos genero una emoción inmensa en medio de la noche y bajo la amenaza de los refucilos.
Agradecer la buena disposición de la gente es algo que nunca vamos a dejar de hacer, sin eso seguramente nuestra tarea hubiera sido mas dificultosa.
A días de llegar al pago parece que el sueño comienza a hacerse realidad, pero bajo un manto persistente como las partículas en suspensión que vemos y respiramos en cada terminal portuaria de las que salen los granos agrícolas en buques con banderas de estados que apenas existen como ser Monrovia. En estos lugares la industrialización es la dama de honor, para los grandes empresarios, pero para los lugareños obreros y pescadores, son penas que se le pegan en los pulmones generando enfermedades o accidentes que les pueden ocasionar la muerte o quedar en manos de las ART que solo le ponen precio a sus pesares, o disminuir y contaminar la pesca porque los peces comen los granos que caen al agua y al estar fumigados los mata lentamente dejándolos sin sustento.
A pesar de esto, recobramos el aliento gracias al animo que nos brinda la gente de la costa y nos anuncia que estamos en lo cierto cuando decimos que son tiempos de repensar nuestros hábitos de consumo y pensar un mundo mejor en el que los ríos sean la fuente primordial de la vida de nuestras comunidades, protegiéndolos ante los que amenazan la dignidad y la vida de su gente.
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