Las discusiones entre el Sur en desarrollo y el Norte industrializado sobre el reparto justo de los recursos biológicos de la Tierra postergan un acuerdo que, todos coinciden, se necesita ahora o nunca para salvar al planeta.
Esta podría ser la última oportunidad para poner el freno a la acelerada destrucción de los hábitats naturales, de la que la Tierra le tomará millones de años recuperarse, dijo el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Achim Steiner.
El funcionario recordó esto a los delegados de los 193 países presentes en la 10 Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica, reunidos en esta central ciudad japonesa.
"Esta reunión se realiza para atender un hecho simple: estamos destruyendo la vida en la Tierra", dijo Steiner el lunes en la reunión inaugural. "Esa absolutamente esencial que las naciones trabajen juntas aquí".
Por su parte, el ministro de Ambiente de Japón, Ryu Matsumoto, alertó que la pérdida de la biodiversidad se volverá pronto irreversible.
"Estamos cerca de un punto de inflexión en biodiversidad. Podríamos cruzarlo en los próximos 10 años", afirmó.
Con 16.000 participantes, la reunión en Nagoya, entre el 18 y 29 de este mes, es por lejos el mayor encuentro internacional sobre diversidad biológica.
En la conferencia se revelaron datos sorprendentes. Insectos polinizadores, como las abejas, proveen servicios por unos estimados 211.000 millones de dólares al año, representando cerca de 10 por ciento de la producción agrícola mundial para consumo humano.
Una nueva investigación estimó entre dos billones y cinco billones de dólares anuales los costos de la pérdida de biodiversidad y ecosistemas.
A pesar de que hay billones de dólares en servicios naturales en juego, los países no han logrado alcanzar su meta de revertir sustancialmente la pérdida de especies.
"Tenemos que tener el coraje de ver los ojos de nuestros hijos y admitir que hemos fallado, tanto en forma individual como colectiva", dijo Ahmed Djoghlaf, secretario ejecutivo del Convenio.
"Si permitimos la actual tendencia pronto alcanzaremos un punto de inflexión con daños irreversibles e irreparables en la capacidad del planeta para seguir sosteniendo la vida en la Tierra", alertó Djoghlaf a los delegados.
"Es realmente un momento definitorio en la historia de la humanidad", dijo.
A pesar de todo lo que está en juego y las palabras apasionadas, no hay garantía de que los países acuerden una acción firme para frenar la pérdida de biodiversidad para 2020.
Sin un protocolo de acceso justo y equitativo a los recursos y de participación de los beneficios (conocido por sus siglas en inglés ABS), no habrá acuerdo, anticipó el delegado malasio Gurdial Singh Nijar, representando al grupo de naciones de Asia Pacífico.
La finalidad del ABS es hallar una solución justa para el reparto de los ingresos derivados de la extracción de recursos biológicos.
Muchos medicamentos, cosméticos y otros bioquímicos valiosos usados en el mundo industrial han derivado de plantas y animales, generalmente de países del Sur en desarrollo.
Todos coinciden en que las naciones y comunidades donde estos se originaron deben ser compensadas. El problema está en los detalles para implementar esta idea, y los que han sido negociados por más de seis años siguen siendo complejos y motivo de polémicas.
"No podemos dejar afuera a los productos derivados, incluyendo a los bioquímicos", dijo Nijar. Además de los materiales, el conocimiento sobre el uso de esas plantas y animales en muchos casos es propiedad de pueblos indígenas, que deben ser incluidos de un nuevo acuerdo, sostuvo.
Todavía hay controversia sobre hasta dónde en la cadena de productos derivados debe haber compensaciones, así como en temas de patentes, reconoció Christine von Weizsacker, portavoz de la Alianza del Convenio sobre Biodiversidad, una coalición de organizaciones no gubernamentales.
"Los pobres necesitan protecciones legales", afirmó.
Sin un protocolo ABS, los países cierran el acceso a sus recursos genéticos, dijo el portavoz del PNUD, Nick Nuttal. Por ejemplo, una mosca que está destruyendo el mango de Kenia tiene un predador natural en Asia, pero los científicos no pueden acceder a él hasta tanto no haya un protocolo, explicó a IPS.
"Esta es una oportunidad de oro para conseguir un acuerdo ABS", dijo.
Sin embargo, para alcanzarlo, los delegados en Nagoya deberán superar los detalles complejos y establecer reglas básicas. Después de todo, se pueden hacer cambios y ajustes cuando surjan los problemas, como ha ocurrido con otros acuerdos de la Organización de las Naciones Unidas.
"¿Son tan grandes los riesgos que no podemos llegar a un acuerdo? Estaríamos peor sin uno, según mi opinión", afirmó.
http://ipsnoticias.net/ - Stephen Leahy
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